sábado, abril 05, 2008

EL MILAGRO QUE NO LLEGO


Uno siempre espera milagros,

definitivamente,

lo supe hoy que inútilmente

quise me tomes en cuenta.


¡Pobre de mí!,

un mal llamado ateo,

a la espera de un milagro

de aquel Dios en que no creo,

rendido,

descubriendo algo olvidado

y que late quizás vivo...

mi corazón.


Milagros...

¡cómo quisiera uno!,

¡aquí!, ¡ahora!, entre los dos,

bien lo sabe Dios

(aunque no lo pido)...

daría mucho más

que la fe de mil milagros

si me quedara contigo.


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