El le dijo “mirá piba, yo pedí el día hoy asi que subíte y vamos que no quiero que te pase nada y plata para un taxi no traje”
Ella con su mejor cara de traste, se subió como pudo y el prometió andar despacito y así lo hizo. Llegaron al sanatorio, le hicieron las placas de tórax, se las entregaron y se fueron.
El le dijo que tenía todo el día para ella. Ella no le contestó nada.
La llevó de nuevo a su casa, ella se bajó y puso la llave en la puerta y el le gritó de la moto: “chau morocha!” y arrancó.
Como lo odiaba…
All rato moto infernal otra vez. Se asoma al pasillo y estaba con pantalones cortos, remera, zapatillas y una bolsita de bizcochitos para tomar mate. (este chico era un caradura, pero le encantaba)
- “Me abrís morocha?”
Ella se sonrió. No le quedaba otra. De a poco la estaba haciendo aflojar.
Puso el agua a calentar y charlaron de todo un poco, de sus vidas, de sus trabajos…
El vivía con tres amigos. Los describió y ella no quiso ni conocerlos.
El le decía que era una princesa pobre. Porque era fina, pero no tenía una moneda y ella se moría del dolor de costillas cuando él la hacía reír.
Esa noche en la cama se dijo: “¿esta aventura tenía que vivir yo?” le estaba gustando mucho el….
Mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario